El concepto de pirámide invertida está poniendo de cabeza la forma como se administran los temas de movilidad en las grandes ciudades.
Este nuevo enfoque ha dejado a los peatones en la primera posición de importancia, seguidos hacia abajo en su orden por las bicicletas, el transporte público, los vehículos de carga y por último los vehículos privados.
Los resultados de este nuevo orden de prioridades han impactado las políticas públicas que ahora generan cambios que ya empiezan a sentirse en la calidad de vida: